marzo 15, 2011

Recorriéndote

Hoy les traigo un poema que un día tome de un tendedero que estaba en una venta de libros por la cual pase de casualidad, además de que le dije a un amigo que lo subiría al blog, pero se me fue el avión y pues no lo había podido subir, pero no hay fecha que no se llegue y tiempo que no se cumpla.

RECORRIÉNDOTE

Quiero morder tu carne,
salada y fuerte,
empezar por tus brazos
hermosos
como ramas de ceibo,
seguir por ese pecho con el que
sueñan mis sueños
ese pecho-cueva donde se
esconde mi cabeza
hurgando la ternura,
ese pecho que suena a tambores
y vida continuada.
Quedarme allí un rato largo
enredando mis manos
en ese bosquecito de arbustos
que te crece
suave y negro bajo mi piel
desnuda
seguir después hacia tu ombligo
hacia ese centro donde te
empieza el cosquilleo,
irte besando, mordiendo,
hasta llegar allí
a ese lugarcito
-apretado y secreto-
que se alegra ante mi presencia
que se adelanta a recibirme
y viene a mi
en toda su dureza de macho
enardecido.
Bajar luego a tus piernas
firmes como tus convicciones
guerrilleras,
esas piernas donde tu estatura se
asienta
con las que vienes a mí
con las que me sostienes,
las que enredas en la noche
entre las mías
blandas y femeninas.
Besar tus pies, amor,
que tanto tienen aun que
recorrer sin mí
y volver a escalarte
hasta apretar tu boca con la mía,
hasta llenarme toda de tu saliva
y tu aliento
hasta que entres en mí
con la fuerza de la marea
y me invadas con tu ir y venir
de mar furioso
y quedamos los dos tendidos y
sudados
en la arena de las sábanas.

Gioconda Belli

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